Fundamentos y actualización para la enseñanza del Aikido

CESAR FEBLES GONZALEZ
5º DAN AIKIDO (R.F.E.J.Y.D.A.)
Tesis Noviembre 2008 – Maestro Especialista AIKIDO

Introducción

0.- DE LOS ORIGENES DE LA VIOLENCIA A LA CANALIZACIÓN DE LA CONDUCTA VIOLENTA.

1.- LA REVOLUCIÓN DE O SENSEI MORIHEI UESHIBA.

2.- LOS VALORES DEL AIKIDO.

3.- EL OBJETIVO ÚLTIMO DE LA ENSEÑANZA DEL AIKIDO.

4.- LA PRACTICA DEL AIKIDO.

5.- TORI Y UKE COMO MÉTODO DE APRENDIZAJE.

6.- EL REALISMO VIRTUAL COMO ALTERNATIVA A LA CONFUSIÓN ENTRE PRÁCTICA Y REALIDAD.

7.- LA ENSEÑANZA DEL AIKIDO ANTE LOS CAMBIOS SOCIALES.

Bibliografía y Referencias.

Introducción

Realizar una tesis donde quede patente la importancia que tienen, los instructores de Aikido en la creación, en sus alumnos, de una mentalidad abocada a la sociabilidad, es un reto arduo y difícil, dada la cantidad de conceptos a tratar, junto con la cantidad de conocimientos y documentación a aplicar.
Aún así y solicitando disculpas anticipadas por las posibles ausencias en algunas materias dadas las limitaciones de espacio, planteo la presente perspectiva, desde la importancia que creo que tiene, para el futuro de la enseñanza no solo del Aikido, sino de cualquier Arte Marcial.

La sociedad que nos rodea está en permanente cambio y transformación, viéndonos todos abocados a sufrir procesos de adaptación permanente a dicha situación. Valores e ideas que nos parecían hace tan solo unos años inalterables, son rápidamente aparcados para ser sustituidos por otros más acordes con modelos socio – políticos actuales, donde se da prioridad a la exigencia de convivencia y tolerancia, que a modelos ya desfasados de imposición agresiva.

Esta nueva mentalidad muy influyente sobretodo en las generaciones más jóvenes, junto a nuevos conceptos y parámetros de calidad, trato, sentido del beneficio común, información, etc…, hace que la docencia en las Artes Marciales, se vea obligada a adaptarse a exigencias que demandan muchas más explicaciones, conocimientos e información general, por parte del estudiante novicio, más allá de las que ya de por si tenga el monitor sobre su propio Arte Marcial.

Por otra parte y, aunque el sentido y orientación de la práctica del Aikido, a quedado bien definido desde sus inicios gracias a O’ Sensei Morihei Ueshiba, es muy a tener en cuenta que la interacción social actual, exige abordar más relaciones de colaboración y sociabilidad que en cualquier otra etapa anterior de la historia de la humanidad. Aspectos estos muy desarrollados en el trasfondo de la práctica del Aikido (como ya veremos más adelante).

Disponer de una capacidad docente que a la vez que trasmite conocimientos específicos prácticos, sirva de orientación personal actual a los alumnos, es el reto en el que todos los Monitores de Aikido debemos involucrarnos, con la finalidad de ofrecer unos parámetros de calidad técnica y personal muy superiores a los de nuestro pasado inmediato y que sirvan de orientación en la interacción cotidiana social actual.

La esencia del Arte de la Paz es limpiar tu ser de malicia, armonizar con tu ambiente y despejar tu sendero de todos los obstáculos y barreras.
O’ Sensei Morihei Ueshiba

0.- DE LOS ORIGENES DE LA VIOLENCIA A LA CANALIZACIÓN DE LA CONDUCTA VIOLENTA.

Durante el periodo Neolítico (del 10.000 al 1500 a. C.) la Agricultura y la Ganadería se sumaron a las actividades de caza y de recolección existentes, hasta sustituirlas por completo.

Las sociedades ganaderas (pueblos de pastores agrupados en Tribus), se desarrollaron en las regiones de estepas y grandes espacios, estos pueblos denominados nómadas se desplazaban con sus ganados en función de sus necesidades recorriendo nuevos parajes en búsqueda de agua, pastos y más animales. Mientras que los pueblos agricultores (aldeas sedentarias). asentados dada su dedicación al cultivo de tierras, desarrollaban el aprovechamiento de recursos de su hábitat y modelos de convivencia interna duraderos.

Según los estudios actuales, fueron los pueblos de pastores nómadas, a menudo violentos y con un concepto de colaboración muy inferior al de los pueblos asentados, los que no dudaban en saquear las pacíficas aldeas agrícolas que encontraban en su camino, para completar su dieta diaria, carente de cereales debido a sus continuos desplazamientos que les impedían dedicarse al cultivo de las tierras donde nunca permanecían el tiempo suficiente para sembrar y cosechar.

Los campesinos sedentarios, artos de sufrir los saqueos y ataques violentos, no tardaron mucho tiempo en construir mecanismos y medios de defensa de sus aldeas. Desarrollándose así la actividad bélica surgiendo las espadas de bronce primero y de hierro posteriormente (Innovaciones Metalúrgicas entre el 3.800 en Oriente Medio hacia el año 1000 en Europa A. C.), de esta forma los asentamientos fueron ganando estabilidad y pudieron ampliar los territorios de cultivo.

A finales del Neolítico, con el aumento continuo de la población debido al desarrollo de la agricultura, las aldeas empezaron a tornarse demasiado exiguas y se incrementó la necesidad de ampliar los terrenos.

Mientras los territorios libres escaseaban cada vez más, la guerra apareció como una solución rápida y eficaz para, primero, apoderarse de las tierras ya cultivadas de los más débiles y, posteriormente, a medida que iban desarrollándose las infraestructuras, conseguir grandes cantidades de mano de obra a bajo coste, mediante la esclavización de los prisioneros en vez de su decapitación.

El mundo había cambiado, en la bolsa de los nuevos valores la violencia física estaba en alza. Los vencidos levantarían bajo los latigazos de los vencedores las ciudades de los grandes imperios sobre las cenizas de una sociedad antaño más pacifica e igualitaria.

El camino andado hasta la actualidad, no a estado libre de La Violencia como bien nos consta. Y ha generado una herencia social y cultural que perdura en la mentalidad de todos en cualquier actividad de nuestra vida. Sin embargo, tanto por las innovaciones técnicas de cualquier tipo, como por un reconocimiento tácito de que la convivencia nos ofrece más garantías de seguridad y prosperidad en términos generales, que la violencia. Dicha violencia en la actualidad no está considerada como un valor en alza en las sociedades desarrolladas, ya que dichas sociedades disponen de medios de control y canalización más orientados hacia la integración social de sus individuos, (como es la enseñanza obligatoria), que a la estimulación de conductas antisociales y perjudiciales para la convivencia.

Sin embargo la violencia existe en el individuo.

Ya por configuración genética, herencia cultural, social (familias desestructuradas), alteración patológica mental o inducción en la formación de los primeros años de crianza, ya como respuesta a una sociedad altamente competitiva que ofrece, a través de los Medios de Comunicación, modelos estereotipados de lo que es seguridad, fuerza, belleza, dominio, posesión, admiración, etc…, ya como recurso aceptado de respuesta ante cualquier situación límite que afecte a una persona, ya como medio de imponerse, sobresalir ante los demás o canalizar frustraciones…

La existencia en la actualidad de la conducta violenta, sea en el ámbito que sea (privado o público), solo tiene dos parámetros para ser abordada. Su control por medio de fuerzas legitimadas por el Estado y las Leyes y/o su canalización hacia estadios personales más sociables y beneficiosos para el individuo, (ej: El Deporte) donde éste pueda desarrollar mecanismos de autocontrol sobre su propia actitud y reorientarse hacia espacios más creativos y satisfactorios para dicho individuo y cuantos le rodeen, facilitando así su capacidad de integración social y aumentando su capacidad de autoestima junto a sus cotas de satisfacción personal.

Es en éste contexto donde la enseñanza de lo que conocemos como Artes Marciales, cumplen una función importantísima, tanto socialmente como individualmente, pues son las escuelas (Dojos) de este tipo de enseñanza las únicas que abordan la canalización, en la práctica, de la violencia física individual y con ello, su repercusión psíquica en el individuo.

Repercusión psíquica que es dependiente de la orientación con la que se enfoque la enseñanza, encontrando en el AIKIDO un rico legado, tanto por nutrirse de la experiencia, conocimientos y tradiciones de siglos de antigüedad, como por su enfoque novedoso y capacidad de adaptación (como veremos) a las exigencias tanto individuales como sociales, más desarrolladas del planeta.

1.- LA REVOLUCIÓN DE O´SENSEI MORIHEI UESHIBA.

Durante milenios, los hombres han luchado entre si.

Las escuelas formadoras de guerreros – defensores eran duras. Muy duras y exigentes. Y al concebir al oponente como “el odiado enemigo a aniquilar” y permitirse el dar rienda suelta a la pasión, surgían lesiones, dislocaciones, fracturas o, algo peor…

La tradición exigía la superación inmediata de los umbrales razonables del dolor. El valor era concebido como la ausencia de miedo. La predisposición al sacrificio de cualquier tipo era honorable y exaltado públicamente, ya como ejemplo a seguir, ya como demostración de afán de fama y gloria personal para la posteridad.

Si, eran tiempos turbulentos, donde cualquiera podía aspirar a ser un Señor de la Guerra buscando imponerse por la fuerza sobre todo y sobre todos. Y la guerra fue la forma adoptada de vivir, ya que la vida, no valía nada… (Al final terminabas viejo, desdentado, lleno de achaques, inútil, siendo un estorbo, una boca más que alimentar o abandonado, con, si tenías suerte, cuarenta años…)

Fue el comercio, las comunicaciones, el desarrollo de la tecnología (siderometalúrgica, navegación, medicina, etc…) y, en una palabra, el conocimiento, lo que izo cambiar la forma de pensar y con ello el modelo social, donde la cooperación mutua cobra mayor importancia que el dominio sobre los demás. La longevidad conquistada en sociedades más estables produjo el desarrollo del sentido común basado en la experiencia, por encima de la primitiva e inmadura, acción pasional impulsiva.

A través de la Historia, en cada parcela social, en cada espacio del conocimiento humano, encontramos personas que han abierto camino en la dirección de configurar una sociedad más dinámica y tolerante, que facilitara la supervivencia individual y con ello, el entendimiento y la convivencia para toda la humanidad. Ha sido gracias a la capacidad de benevolencia humana y no gracias a su capacidad de destrucción, como hemos alcanzado la sociedad mundial que hoy conocemos, y, aún así, todavía nos queda un largo camino por recorrer…

En el caso de la formación de Guerreros, es a destacar la aportación de O’ Sensei Morihei Ueshiba, quien habiendo estudiado en numerosas escuelas de su época, sin embargo no se limitó a “plagiar” los conocimientos y formas de enseñar que tenían. Sino que, por el contrario, izo una revolución al desarrollar una nueva forma de practicar y de dar a conocer al mundo sus conocimientos. Integrándolos en un estadio más evolucionado de pensar y de convivir entre seres humanos, dotando dichos conocimientos de una filosofía propia y peculiar según su larga experiencia y su sentido místico de la vida como parte del Universo.

Para O Sensei Morihei Ueshiba, no existe más enemigo que el miedo propio, producto de la propia inseguridad y del propio desconocimiento, Así, Uke (el atacante), no es más que un atrofiado ser, atrapado en sus temores, inseguridades y anhelos, que, más allá de la apariencia con que se disfrace, se nos presenta interiormente de forma desordenada y caótica, basándolo todo en su fuerza, su astucia, su capacidad de engaño, donde, controlado por sus emociones, cree inmaduramente que, por destruir a todo aquel que se interponga en su camino – ambición – frustración, por destruir a Tori (el defensor), podrá estar en sí mismo más tranquilo. No planteándose que ésa y no otra es la forma de proliferación de más Ukes…

Al estudiar AIKIDO, al practicarlo regularmente, nos desprendemos de tales inseguridades y tendencias personales, y si la práctica se hace constante adquirimos más allá del dominio sobre uno mismo y sus propias pasiones, la capacidad de ser “contundentemente compasivos” con el ser humano que sufre en su propio desorden existencial, canalizándolo hacia trayectorias, más positivas y sólidas, para si mismo, para quienes le rodeen y con ello, para toda la humanidad. Evitando con ello, la proliferación de Ukes, es decir, de más Señores de la Guerra.

El espíritu bélico queda así limitado cada vez más, bajo el dominio del respeto a la vida, no de la muerte como en la Antigüedad.

2.- LOS VALORES DEL AIKIDO.

Todas las Artes Marciales encierran valores individuales que aportan grandes beneficios en la construcción de la personalidad. Desde la exigencia de autocontrol hasta la aceptación de la disciplina pasando por el ejercicio físico y el sometimiento al rigor en los entrenamientos, etc.

Ahora bien, en el Aikido la búsqueda de comprensión, entendimiento y canalización de la agresividad hacia su disolución, sin aplicar medidas con un gran potencial de riesgo físico para los participantes es una exigencia permanente y podemos considerarla como la base de la construcción de personas sociables, altamente cualificadas para la convivencia.

Por otra parte, la práctica permanente del Aikido obliga a la autoevaluación continua del desarrollo personal, tanto en capacidad físico – técnica, como de aptitud conductual de los actos propios ante un entorno y circunstancias en permanente estado de cambio.

Así mismo, la ausencia de competición conlleva el desplazamiento de toda atención del practicante sobre su propia evolución personal, basando así el estímulo de superación en sus propias capacidades y esfuerzos, y no en “medirse” en encuentros violentos momentáneos.

Sin embargo, existe un nivel mucho más elevado, en la práctica del Aikido.

La superación personal de la frustración.

Donde la Hipótesis clásica de la Frustración – Agresión(*), es superada al confirmar que toda agresión es inútil para superar la frustración.

Partiendo del principio de la aceptación de las limitaciones propias se plantea la superación de las mismas sin que sea en detrimento de aumentar las limitaciones de los demás, por medio de una colaboración mutua (Tori – Uke). Es decir encontrar un punto intermedio donde ambas partes en conflicto, salgan beneficiadas. Canalizando así mi frustración personal hacia mecanismos de interacción más satisfactorios para todos.

Éste podríamos calificarlo como un principio indispensable que potencia la capacidad de adaptación del individuo a un medio en permanente estado de cambio, sin transformarse en un agresor (Uke), y desarrollando una mayor confianza en su posición equilibrada de estabilidad interna (Tori).

(*) Hipótesis clásica de la Frustración – Agresión. Formulada por Dollard y colaboradores (1939) Frustratión and Aggressión, según Wrightsman (1977):

  • a) La ocurrencia de la agresión siempre presupone la frustración.
  • b) Cualquier acontecimiento frustrante lleva inevitablemente a la agresión.

3.- EL OBJETIVO ÚLTIMO DE LA ENSEÑANZA DEL AIKIDO.

Toda interacción social y/o personal debe estar abocada al beneficio mutuo de las partes, dado que si no es así, el aumento de frustración de una de las partes conlleva un mantenimiento, cuando no ampliación, del ciclo Frustración – Agresión, ya comentado anteriormente.

En último extremo, nadie puede aspirar a una convivencia en un estado permanente de vigilia, venganzas, sospechas, (por no hablar de paranoia, etc…), sin encontrar resentida, más tarde o más temprano, su propia salud mental y física, sus relaciones con el entorno dada su atrofiada percepción del mismo y su propia relación psíquica interpersonal.

Así, el objetivo último de la enseñanza del Aikido, es trasmitir a sus estudiantes que se puede superar las propias resistencias (sobretodo emocionales: odio, ira, ego, etc) personales y desarrollar formas de interactuar con el medio, mucho más satisfactorias y abocadas a la comprensión, el respeto, el beneficio común, que a la destrucción y la imposición de criterios e impresiones, fruto de una percepción muy limitada y contaminada de valores y prejuicios artificiales (producto del desconocimiento, los temores propios, las inseguridades) sobre los demás.

Es a tener en cuenta también, la educación y formación recibida del modelo social en el que me encuentro o del que proceda el alumno. Sin embargo, el mismo interactuar con otros compañeros durante la práctica, produce lentamente un reajuste de ideas y creencias con las que asiste por primera vez a las clases, que le permite una interacción sin grandes riesgos físicos en primer lugar y psico-emocionales posteriormente.

La adquisición de relajación y seguridad son fruto de dicho reajuste, propiciando la aspiración a un dominio técnico mayor a la vez que el exigirse una mayor capacidad de autocontrol de sus tendencias inmediatas.

Con la adquisición de una nueva conciencia basada en la práctica real, el fin último de todo Aikidoka es aspirar a una interacción transparente con su entorno, sin condicionarse a inclinaciones emocionales de dominio, control, o destructivas.

La superación de cualquier tipo de condicionamiento propio es un reto permanente y constante en el Aikidoka para un buen interactuar con el medio que le rodee. Expandir en la sociedad en la que nos encontremos la formación de personas con grandes niveles de integridad y responsabilidad personal, junto a una elevada capacidad para la convivencia, es la finalidad más elevada a la que puede aspirar la enseñanza del AIKIDO, como Arte de la Paz.

4.- LA PRACTICA DEL AIKIDO

La enseñanza del AIKIDO es principalmente visual.

El Aikidoka debe reflexionar permanentemente en lo que esta haciendo a la vez que concentrado en la ejecución de lo que hace. En caso de dudas y aclaraciones, deben ser solicitadas después de la clase ya que durante la misma se requiere silencio y concentración, solamente interrumpiéndolo para hacer algún comentario breve al compañero sobre la Técnica que estemos realizando.

Durante la práctica es importante inculcar siempre que, de una forma u otra estamos siendo ayudados, que adentrarnos en una espiral competitiva de demostración, revanchismo o superioridad es inútil.

Por otra parte el AIKIDO representa un inmenso sistema, del cual una parte esencial, no cabe duda, es el aspecto de arte marcial. Sin embargo, según nos vamos adentrando y profundizando en su conocimiento a través de la práctica, podemos observar que muchas de nuestra actitud con respecto a los demás, va cambiando. Que nuestro pensamiento a la hora de abordar un problema en nuestras vidas cotidianas, se va nutriendo de mucho de ese conocimiento que vamos adquiriendo con la práctica del AIKIDO. Así mismo, vamos teniendo más acceso a buscar soluciones a nuestras propias limitaciones en un sinfín de actividades y nos predisponemos para cambiar de hábitos en busca de actitudes que nos permitan ser más pacientes consigo mismos, positivos y comprensivos con el entorno que tengamos.

La práctica del AIKIDO, no solo queda así limitada al tatami, sino que es aplicada en muchas actividades físicas de nuestra vida cotidiana y nuestra actitud para con los demás.

Sabido es que, hacer ejercicio regularmente nos aporta mejoras saludables que, junto a una alimentación sana y equilibrada y un buen descanso sosegado enriquece nuestras vidas y con ello nuestras relaciones con los demás. Por ello se hace imprescindible en un momento dado una organización de horarios, actividades, etc.., acordes con nuestros ritmos cotidianos y biorritmos personales.

Irnos apartando de hábitos y actividades insanas que puedan dañar nuestra salud y/o perturbar nuestra psíquis es también de una forma u otra parte de la práctica, pues sin ello, la práctica por si sola, tan solo nos aportará un conocimiento muy limitado de nuestro potencial como personas sociables obligadas a convivir unas con otras, desperdiciándose todo su contenido elevado y rico de construcción interior personal y de búsqueda de soluciones mutuas, a los conflictos.

La Práctica, no es solo el intercambio físico de energía, es también el adquirir el habito a la reflexión, en aras de nuestra propia superación, en todo lo que nos propongamos para nuestras vidas.

5.- TORI Y UKE COMO MÉTODO DE APRENDIZAJE.

Tori – Uke

Durante la práctica nos encontraremos siempre intercambiándonos el papel de atacante y defensor. De ejecutor de una técnica o de receptor de la misma.

Durante la práctica del AIKIDO, no existe “enemigo”.

Tanto en un papel como en el otro, es imprescindible proteger al compañero con el que realizamos la práctica.

Tanto en un papel como en el otro, es imprescindible comprender en su profundidad, esta forma de practicar.

Si el Universo, según la tradición, es Ki. (Energía sostenedora del mismo. Energía en un “continuo” permanente. Energía de la cual formamos parte…) Tanto Tori como Uke, forman parte del fluir de la misma. Tanto Tori como Uke, son parte de ella. ¿Quién es el ser humano, el eterno “yo” egoísta individual, para imponer uno sobre otro, una u otra…?

El respeto a Uke, es por lo tanto sagrado. Además, solo un buen Uke, nos hará excelentes Toris comprensivos con el “sentir” del fluir del Universo.

Durante la práctica, al ejecutar la técnica, debemos realizarla siempre con un abrazo envolvente de benevolencia hacia Uke en nuestro corazón, pues nuestra misión como Toris, no es dominarlo, avergonzarlo o demostrarle nuestra superioridad o que está equivocado… Nuestra misión como Toris es canalizarlo, reconducirlo a que alcance su propia seguridad y autocontrol interior y con ello, que reconquiste su propia capacidad de amar al semejante, consiguiendo a su vez, su propio lugar como ser humano, en la vida social.

Cuando seamos Ukes, entrenémonos en comprender lo que siente y vive Uke, para poder reconocernos de nada que aflore en nosotros mismos, la barbarie producto de la inseguridad, que todos llevamos dentro.

Uke es quien nos da la medida de nuestra capacidad y evolución no solo como Toris, sino como seres humanos que compartimos un mismo tiempo y un mismo espacio, por siempre limitado, que llamamos vida.

Tori, es el ser que humildemente, con mucho esfuerzo, aspira, a encontrar su sitio en si mismo y en no dejar nunca de ampliar, hasta en lo más insignificante, su capacidad de amar.

6.- EL REALISMO VIRTUAL COMO ALTERNATIVA A LA CONFUSIÓN ENTRE PRÁCTICA Y REALIDAD

Durante la práctica del Aikido, es común y habitual que el estudiante novicio, dada la capacidad de información actual (Internet, bibliografía, publicaciones, etc…) solicite permanentemente aclarar dudas y aspectos que se le plantean como contradictorios a la hora de practicar técnicas y compararlas con situaciones reales.

Sabido es que en la práctica del Aikido, no se le da prioridad a la realización de Atemis para fijar la atención en la ejecución de técnicas con las que condicionar y/o contrarrestar los ataques de Uke.

Sin embargo uno de los exponentes máximos de claridad ante la incertidumbre del nuevo estudiante la podemos encontrar en la realización de Shite Randori: (Ataque concertado y defensa libre). Ahora bien, para la realización de éste tipo de ejercicios Kannagara / Jiyu waza / Jiyu Randori se requiere la existencia de un nivel de preparación por parte de los participantes que el nuevo iniciado, no puede aportar.

La formula empleada para despejar la duda de la efectividad y capacidad técnica del Aikido en una situación de interacción real, nos viene dada por la realización de éste tipo de entrenamientos entre Akidokas expertos, con la asistencia de alumnos recién iniciados.

Por otra parte, es la trasmisión de conocimientos por medio de la comunicación verbal, y la corrección justificada durante la práctica, la que produce una visión mucho más amplia y global, ofreciendo al estudiante, una consciencia de los riesgos y posibilidades que ofrece el Aikido.

7.- LA ENSEÑANZA DEL AIKIDO ANTE LOS CAMBIOS SOCIALES.

Es a través de los estudiantes nuevos como podemos observar la evolución social. Hace tan solo unos años atrás, el tipo de alumno que aparecía a los Dojos de Artes Marciales, presentaba un concepto básico de exigencias de ésta actividad: Defenderse.

Al no existir fuentes de información más allá de un conocimiento rudimentario (películas sobretodo), el estudiante admitía sin cuestionarse las enseñanzas del Sensei.

Según ha ido aumentando los niveles de calidad social, de complejidad en las relaciones, de recursos de información (Internet, bibliografía, etc…), de mecanismos legislativos de control sobre la violencia, de conceptos e ideas basados en una educación más participativa y que exige unos grados altos de conocimiento y formación personal, de acceso a niveles económicos muy superiores a los de generaciones pasadas, etc…, el estudiante actual aparece en los Dojos bajo una nueva premisa inicial-básica: Aprender a Defenderse.

Lo cual conlleva la exigencia de racionalidad de la práctica más allá de cualquier explicación que aporta el sentido común.

Por ello, el Sensei actual no solo debe de ser un gran conocedor del Arte que enseñe, sino además debe ofrecer un enfoque a la actividad que realice con una gran gama de recursos que ofrezcan a su alumno una guía orientativa que le ayude en su integración social. La ampliación de conocimientos en este aspecto puede ser inimaginable. Así:

La enseñanza del Aikido, debe disponer de referencias teóricas de orientación para todo Sensei.

Hacemos hincapié aquí, en una referencia básica ineludible, por la cual, en sus inicios, todo alumno de Aikido debe ser canalizado al encuentro de un punto intermedio para el buen desarrollo de su aprendizaje y la adquisición de conocimientos en la práctica. Y luego, que cada alumno busque su camino.

No decimos nada nuevo al mencionar que el Aikido es un sendero, un camino personal. Supongamos que en su vertiente Izquierda ubicamos nuestra tendencia a la suavidad, la distensión física, (“lo débil”). Y que en su vertiente derecha colocamos lo contrario, lo rígido, la fortaleza física, (“lo fuerte”). Así, obtenemos una gráfica Horizontal:

Las preguntas que nos solemos hacer, una vez conocida la tendencia del alumno, son del índice:

  • ¿Cómo puedo canalizarlo hacia una práctica regular con los demás alumnos, partiendo de su tendencia personal?
  • ¿Dónde está el punto intermedio con el que puedo conseguir una evolución satisfactoria y productiva en dicho alumno?

Lo habitual a la hora de personalizar la enseñanza es corregir con la práctica y dotar de conocimientos al alumno, esperando que el mismo, con el tiempo, se adapte a las enseñanzas y reoriente sus tendencias al adquirir más seguridad personal con la realización eficaz de técnicas.

Aunque éste camino es costoso, dado que, el alumno tiene primero que corregir ideas preconcebidas (más fuerza = más eficacia, etc…), incluidas sus posturas naturales de defensa o de ataque, sus miedos interiores, sus propias inseguridades, complejos, etc…

Posteriormente es orientado hacia su propio autodominio de técnicas y a través de las mismas hacia el desarrollo de su propio autocontrol, capacidad y enfoque personal de la práctica del AIKIDO. De esta forma, personalizando la práctica, podemos lograr avances importantes en corto tiempo individualmente, acercando al estudiante novicio a la media que requerimos en el Dojo, tanto de calidad en la ejecución práctica, como en el aprendizaje.

Por otra parte y en segundo lugar, en términos generales, la mejor tendencia que en conjunto podemos emplear para la realización de clases, es siempre empezar la práctica desde lo suave, lo lento, lo tranquilo e irla elevando según el nivel que cada cual valla adquiriendo y pudiendo ofrecer.

La construcción de un espíritu, como mínimo, equilibrado, es una ardua tarea que no solo depende del Sensei, sino de la disposición que el alumno nos presente. Pero debemos siempre ser conscientes de que es más beneficioso para la persona, el adquirir un espíritu equilibrado, que el potenciar sus tendencias e impulsos emocionales descontrolados.

Acercar al estudiante novicio a dicha franja intermedia de calidad en la práctica general del Dojo, es el primer paso para la construcción interior del Aikidoka. Su permanente práctica junto a la ampliación de conocimientos, el contacto con alumnos más expertos y/o nuevos y potenciar una tendencia a la reflexión en cada aprendizaje, es lo que podemos aportar y nuestra responsabilidad, como orientadores en los inicios del camino.

Facilitar el progreso personal en la primera etapa del estudiante, es el fin que nos debe guiar como instructores de Aikido, eliminando la alevosía a la violencia, potenciando el respeto y el entendimiento en aras de una mentalidad más constructiva y beneficiosa para todos, que nos capacite, en definitiva, para una vida abocada a la convivencia es, en último extremo, el objetivo de la enseñanza del Aikido.

Bibliografía y Referencias.

  • Armas, Gérmenes y Acero. Jared Diamond – Debate pensamientos.
  • Las Máquinas del Tiempo y de la Guerra.Carlos M. Cipolla – Libros de Historia
  • Introducción a la Antropología General. Marvin Harris – Alianza U.
  • Psicología Social. 2000 UNED
  • Las Semillas de la violencia. Luis Rojas Marcos – Espasa Calpe.
  • Agresión Naturaleza y Control. John W. Renfrew – Síntesis.
  • Tratado Sobre la Violencia. Wolfgang Sofsky – ABADA
  • Aprender a Resolver Conflictos. Josep Redorta – Paidos
  • Adolescencia.Actuar antes de que los hechos sucedan – Monica Toscano de Alberini – Arco Press
  • Mediación y Soluciones de Conflictos. Habilidades para una necesidad emergente. – Helena Soleto / Milagros Otero – Tecnos
  • Total Aikido The Master Course. Gozo Shioda – Yasuhisa Shioda
  • Aikido Dinamic. Gozo Shioda
  • El lider samurai. Bill Deffenderffer – Temas de hoy.
  • El camino del samurai. Yoshi Yamamoto – Troquel.
  • Coraje. Osho – Gulab.
  • El poder de lo simple. Jack Trout – Mc Graw Hill.
  • El alma del samurai. Thomas Cleary – Kairos.
  • Secretos del budo. John Stevens – Edaf.
  • El Espíritu del Aikido. K. Ueshiba – Eiras S.A.

internet:

  • El Arte de la Paz. M. Ueshiba.